martes, 9 de junio de 2015

EL TIEMPO DE LAS PERSONAS EN LOS NUEVOS AYUNTAMIENTOS


El sábado día 13 de junio se renovarán los alcaldes y las alcaldesas y los equipos de gobierno de todos los Ayuntamientos. Es una fecha que deberá representar un punto de inflexión en la relación que los municipios, sus responsables políticos y sus técnicos mantienen con las ciudadanas y ciudadanos de todas las edades.
Porque ya hace muchos años que el presente y el futuro de las personas dejaron de ser importantes para la mayoría de quienes nos estaban gobernando en los Ayuntamientos y los gobiernos autonómicos. Sus intereses, como sabemos y hemos sufrido de una manera u otra, estaban en otros lugares en otras cuestiones, lejos de los intereses de las personas.
Recordamos cómo ya hace demasiados años, las familias, los jóvenes, las niñas y los niños, el profesorado, las personas y sus relaciones interpersonales y comunitarias eran importantes para los responsables de las políticas municipales. Se diseñaban y se implementaban programas educativos a diferentes niveles, se acompañaba a las familias con hijas o hijos con discapacidad en el largo proceso de la integración, se ponían en marcha actividades para jóvenes o se intervenía positivamente en los barrios de las ciudades potenciando las actividades vecinales y propiciando un crecimiento personal y comunitario para hacer más fácil y llena la vida de cada ciudadana y ciudadano en el presente y en el futuro.
En los últimos tiempos, con la excusa de la “crisis” y de los “recortes” que no permitían gastarse dinero de los presupuestos municipales en "esas cosas", fueron dejándose a un lado. Ciertamente, faltaba dinero, pero la realidad era que «esas cosas» no entraban en los esquemas de los gobernantes. Cuando todavía había partidas presupuestarias suficientes ya habían empezado a desactivar estos servicios y a abandonar las actividades que podían favorecer el presente y el futuro de las personas y de la comunidad como ente que las acoge y les hace vivir y crecer. Poco a poco, sin casi darnos cuenta, habíamos llegado a una situación en demasiados Ayuntamientos con un abandono casi absoluto de l que en verdad importa, a diferencia de unos pocos que han continuado sirviendo fielmenteo a la ciudadanía con resultados positivos muy palpables.
Ahora es el momento de (re)construir las ciudades y los pueblos en lo que es más importante, la atención a las personas y a las relaciones entre las personas. A cada una según sus necesidades y desde su diversidad. Los Ayuntamientos son las instituciones que están más cerca de la ciudadanía y son las que pueden darles la respuesta más rápida y más adecuada o informar, asesorar, acompañar y derivar a los servicios adecuados.

Es necesario acercarse a las familias desde que se forman para prevenir problemas en el desarrollo de los niños y de las niñas, en la adaptación a la escuela, en el juego o en el conocimiento de la ciudad. Hay que ayudar a las familias de las personas con discapacitado intelectual en su crecimiento y facilitar la integración en la sociedad, con todos los derechos. Hay que utilizar los medios de comunicación locales para introducir pautas de vida positivas, para hacer conocer la realidad actual y los raíces de las tradiciones y la historia. Es necesario propiciar la reflexión de los adolescentes y facilitarles alternativas de ocio y ocupación del tiempo que enriquezcan su formación como personas, la participación y la implicación social. Y también, es necesario profundizar en las relaciones intergeneracionales, con todo lo que supone de poner en comunicación los más mayores con los pequeños, los jóvenes con los adultos, cada cual desde su realidad y responsabilidades de crecimiento y de implicación familiar o social.
Y deben de atenderse y apoyarse las AMPA de los colegios y de los institutos, las asociaciones cívicas y culturales, las fallas o las «filaes», vertebrando el tejido social y hacer que se creen sinergias entre ellas para multiplicar los resultados y conseguir aquello de educar a cada niña y cada niño desde  la tribu entera.
No es sólo cuestión de presupuestos sino de lo que denominamos «voluntad política», tener claro lo que es el importante y ponerlo en práctica. Los proyectos que más efectos tienen en la sociedad no son los que valen más dinero, sino los que movilizan a las personas y las hacen ir construyendo su propio futuro, en compañía.
Es la hora de los Ayuntamientos de las personas y de las personas en los Ayuntamientos. No puede dejarse pasar más tiempo con las puertas municipales cerradas a las necesidades de la ciudadanía y dejar de abrir caminos para estructurar unas nuevas relaciones y una confianza en que las cosas pueden hacerse bien hechas, y que se note. Cómo? En la vida cotidiana, en el planteamiento de los problemas y de las soluciones, en las fiestas, en la escuela, en los parques, en el sentimiento de pertenecer a una comunidad con raíces y con vínculos entre las personas, que pueda continuar siendo vivida como tal con la esperanza de continuidad, de futuro.


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